viernes, 2 de abril de 2010

Vivir la multiculturalidad.

"Mamá, cógeme en brazos, quiero ver", lo decía una chiquita con rasgos asiáticos.
"Mamá, quiero una  [estampita de las que se regalan en Semana Santa]", lo decía una chiquituja con raftas, tez achocolatada y ojos enormes,  evidentemente de origen africano. Su madre, la animaba a que fuera y la pidiera, pero ella se resistía.
Justo delante mía, estaba un muchachito al que no vi la cara aunque sí su piel morena, su pelo negro y ondulado, cuello corto y hombros rectos que podría ser marroquí o iberoamericano.


Todos ellos, juntos con sus padres españoles (de los de toda la vida) y de mediana edad, me parecieron un ejemplo sorprendente y raro a la vez de lo que realmente es una familia multicultural.


Se me vinieron muchas preguntas a la cabeza, pero no me pareció oportuno formularlas dada la situación:
  • ¿Por qué la chiquita de origen africano pedía más la presencia y compañía de sus padres que los demás?.¿Tenía más apego?.
  • ¿A qué tipo de colegio van?
  • ¿Tienen problemas en el colegio?
  • ¿Qué tal los familiares, los vecinos, los amigos?, ¿Aceptan o rechazan la situación?.
  • ¿Cómo se llegó a formar esta familia tan particular?.
En fin, el hecho de que muchas familias que no pueden tener hijos o que quieran ofrecer la oportunidad de tener una vida digna a otros niños, adopten a extranjeros me parece un buen ejemplo de lo que la sociedad española está cambiando (para bien) aunque a un ritmo más lento del deseado.


Pienso que este tipo de cambio, aunque a pequeña escala, tiene una influencia mucho más significativa de lo que parece en lo que al cambio de mentalidad de las personas se refiere. Influye positivamente en los propios padres, en los tios, en los primos, en los abuelos,  en la familia cercana,  en los vecinos, en los amigos, en los profesores, en los compañeros, en los padres de los compañeros, etc, etc.


También me fijé en las personas que pasaban delante de ellos. Algunos sonreían, otros miraban claramente extrañados, alguno que otro ponía cara rara e incluso, en algún caso, despectiva. Me hubiera gustado escuchar sus mentes para saber qué pensaban exactamente de aquella situación y podéroslo contar. Por ahora sólo puedo "equivocarme" al interpretar sus caras.


¿Son excluidos o incluidos?. Por ahora, sólo ellos lo saben. Cambiar nuestra actitud y nuestra mentalidad ante hechos como este es muy difícil. Me parece que la mejor pregunta sería ¿avanzamos hacia la inclusión o hacia la exclusión?. En este caso creo que avanzamos hacia la inclusión, aunque sea a un ritmo muy lento y me congratulo de ello. Por lo demás, mientras exista cambio, habrá esperanza.


Manolo.

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