Me refiero aspectos, muchos de los cuales, podemos verlos retratados en muchos lugares y situaciones actuales:
- Sociedades donde el sector económico fundamental es la agricultura.
- Un índice de analfabetismo muy grande.
- Una cultura muy antigua y muy rica que no se pone en valor.
- Un conocimiento muy importante sobre lo que yo llamaría las ciencias de la realidad que tampoco se valora:
- los ciclos estacionales
- los cuidados de la tierra y su cultivo.
- los ciclos de sequía y lluvia.
- la fauna y la flora del lugar
- el mantenimiento de los niveles ecológicos: cazar sin esquilmar.
- sostenibilidad y reciclado forzado por las circunstancias
- las tradiciones locales
- el conocimiento que se transmitía de padres a hijos
- Unas relaciones sociales basadas en la familia y en los amigos o vecinos que tiende más a la colaboración y a la solidaridad que a la competencia.
- Pocos recursos.
- Clases sociales muy diferenciadas y una clase media casi inexistente.
- Industria incipiente promovida por capital extranjero que busca mejorar los beneficios gracias a una mano de obra barata y escasamente cualificada.
- La emigración hacia el norte de los más fuertes y de los más capaces e inteligentes en busca de una vida mejor
Para los que se quedaron aquí la lucha no fue menor. Se pasó mucha hambre y penalidades; la espada de Damocles de la dictadura siempre acechaba cerca y no había familia que no tuviera miedo por una u otra cosa. Las oportunidades eran escasas y se terminaban pagando. Fue, por tanto, también una vida muy dura.
La población de los países pobres se encuentra hoy en día con un hándicap más: la publicidad constante y machacona de los países ricos (lo único que verdaderamente está globalizado aparte del poder de los que tienen más). y que actúa como un reclamo que casi obliga a los más jóvenes y decididos a jugarse la vida en busca de esa tierra prometida pero que en cuanto lo consiguen el reclamo se desvanece y la realidad impone su ley.
En 60 años que hemos pasado de ser pobres a ricos, hemos olvidado nuestro pasado.
La cara de la moneda: la numerosa cantidad de personas que trabaja voluntariamente o no por ayudar en estas situaciones, el aumento de la sensibilización y el aumento de las acciones políticas que arriman el hombro.
La cruz: los movimientos extremistas y xenófobos y sobre todo el miedo, en general, que nos produce el contacto con personas diferentes.
Queda mucho por hacer.
Manolo.
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